miércoles, 31 de diciembre de 2008

MENOS MANDAMIENTOS Y MÁS FÁBULAS


Con una frecuencia desagradable vengo recibiendo correos electrónicos que destilan un tufillo religioso y me empalagan las neuronas.

Estoy convencido de que quienes me los reenvían lo hacen con toda la buena intención del mundo, pero no me quiero referir aquí a la intención de quienes hacen de carteros, sino de quien elabora esos “power-points”.

Tengo la impresión de que los autores de estos engendros han quedado afectados con un exceso de moralina y sienten la necesidad de hacer ver la luz y la verdad a todos los semejantes. Tampoco me cabe la menor duda de que la educación religiosa juega un papel muy importante en esa afición. Tanto Mandamiento, tanta Historia Sagrada y tanta parábola bíblica produce una bondad artificiosa y afectada.

Recuerdo que cuando yo tenía unos siete u ocho años, mi padre me regaló un libro que contenía una selección de obras de los mejores fabulistas: Esopo, Fedro, La Fontaine, Irirarte Samaniego. Aquello orientó más mi conducta y mi comportamiento que todas las patrañas que predicaban monjas y curas.

Yo seguí siendo rebelde, desobediente y travieso como cualquier niño sano, pero a tan corta edad comprendí que mis acciones no debían obedecer a unas normas que me habían dictado y que había que cumplir por temor a la ira y el castigo de nadie (terrenal o divino).
Claro que alguien pensará que mi rebeldía ha tenido su correspondiente castigo: los e-mails con moralina.

No hay comentarios: