domingo, 11 de enero de 2009

LOS NIÑOS DEBEN JUGAR


Ya sé que tanto en el hogar como en la escuela, hay que educar a los niños inculcándoles el concepto del esfuerzo como medio de conseguir los objetivos pero, sinceramente, creo que muchos padres, educadores y estamentos han transgredido el límite de lo racional.

Tengo una sobrina con doce años aplicada, inteligente y trabajadora. Sin embargo pasa horas y horas en casa haciendo los “deberes” además del tiempo que, como es natural, pasa en las clases en el instituto. Supongo que cada uno de sus profesores pensará, legítimamente, que su asignatura es muy importante en la formación de sus alumnos, y en virtud de ello les pide una dedicación y esfuerzo acordes. Pero el resultado es que el alumno se encuentra con una saturación de tareas que se incremente cuando llegan los controles o exámenes, o hay que presentar un trabajo específico.

Es difícil ignorar que vivimos en una sociedad competitiva, donde cotidianamente se libran todo tipo de competiciones para obtener un puesto de trabajo. Y soy consciente de que la formación académica es fundamental también en los primeros años de aprendizaje. Pero me parece que los chavales pagan un precio excesivo, cual es renunciar a una parte muy importante de su infancia.

Es evidente que el sistema falla. Quienes por diversos motivos no juegan cuando son niños, viven sus consecuencias cundo son adultos. Y no parece esto lo más lógico en una sociedad que, en muchos aspectos, está ya de por sí enferma.

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