Con motivo de la toma de posesión como presidente de USA por parte de Obama, el ex presidente demócrata Bill Clinton ha realizado unas declaraciones entre las que cabe destacar las siguientes: "esto va a ser un periodo de potencial y posibilidades", "una maravillosa aventura", pero, recalcó "tendremos altibajos y afrontaremos obstáculos en el camino". ¡ Que nivel! ¡Qué profundo! Vamos, que lo mismo vale para una excursión a la montaña que para la futura convivencia de una pareja.
No sé que tipo de frases o discursos largarán los políticos belgas o suizos, por poner un ejemplo, pero compruebo que el nivel de la mayoría de los yankis es penoso oyendo a sus presidentes.
En España tampoco estamos para tirar cohetes. Existen dos versiones del tema. Por un lado tenemos la jerga críptico-técnica de palabras rebuscadas con la que pretenden apabullar al ciudadano medio para que no se entere de nada de lo que dicen. Para ello es conveniente cambiar los acentos de vez en cuando, de tal forma que algunas palabras pasen de agudas a esdrújulas (p-e-: concertación > cóncertacion). En esto era un especialista Felipe González. Por otro lado tenemos la versión de palabras mas comunes entre el pueblo, pero que en boca de los mediocres políticos –políticos mediocres- por hacerlas altisonantes parecen huecas; valgan como ejemplo las pronunciadas por nuestra vicepresidenta de Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en relación a la propuesta de reformar la Constitución. Según De la Vega, para tal fin, apuesta por la “determinación” y la “serenidad”. No creo yo que haga nadie una propuesta en plan indeciso, o bien con un ataque histeria subido en lo alto de un escaño.
Palabras o frases como: enérgica repulsa, moderación, responsabilidad, firmeza, etc., tan manidas y recurrentes entre tanto mediocre, suenan vacías para nuestros corazones. Más le valdría a nuestros políticos utilizar un lenguaje más llano y más claro (no por ello vulgar) que calara en nuestros sentimientos. Supongo que no lo hacen porque probablemente no serviría a sus propósitos.
No sé que tipo de frases o discursos largarán los políticos belgas o suizos, por poner un ejemplo, pero compruebo que el nivel de la mayoría de los yankis es penoso oyendo a sus presidentes.
En España tampoco estamos para tirar cohetes. Existen dos versiones del tema. Por un lado tenemos la jerga críptico-técnica de palabras rebuscadas con la que pretenden apabullar al ciudadano medio para que no se entere de nada de lo que dicen. Para ello es conveniente cambiar los acentos de vez en cuando, de tal forma que algunas palabras pasen de agudas a esdrújulas (p-e-: concertación > cóncertacion). En esto era un especialista Felipe González. Por otro lado tenemos la versión de palabras mas comunes entre el pueblo, pero que en boca de los mediocres políticos –políticos mediocres- por hacerlas altisonantes parecen huecas; valgan como ejemplo las pronunciadas por nuestra vicepresidenta de Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en relación a la propuesta de reformar la Constitución. Según De la Vega, para tal fin, apuesta por la “determinación” y la “serenidad”. No creo yo que haga nadie una propuesta en plan indeciso, o bien con un ataque histeria subido en lo alto de un escaño.
Palabras o frases como: enérgica repulsa, moderación, responsabilidad, firmeza, etc., tan manidas y recurrentes entre tanto mediocre, suenan vacías para nuestros corazones. Más le valdría a nuestros políticos utilizar un lenguaje más llano y más claro (no por ello vulgar) que calara en nuestros sentimientos. Supongo que no lo hacen porque probablemente no serviría a sus propósitos.
1 comentario:
No es indispensable argumentar el peso y la significación de estos problemas ya que, el desarrollo continuo de distintas formas de actividad implica el proceso de reestructuración y modernización de las condiciones de las actividades apropiadas.
Extraído de la guía para hablar sin decir nada.
Publicar un comentario