viernes, 16 de enero de 2009

CHURROS O CALENTITOS


En Sevilla, cada vez se están perdiendo más vocablos y modismos. Esto suele ser normal y habitual en cualquier parte de la geografía en una sociedad dinámica. Por otro lado, vienen otros nuevos. Y no tendría nada que objetar por mi parte a no ser que tal hecho se produzca por puro provincianismo o complejo, de tal forma que la frase o el vocablo importado pierda calidad en el cambio.

También sucede a veces que en otros lugares adoptan una palabra o expresión creada por estos lares, la modifican y luego la importamos nosotros en plan cateto (perdonen mi expresión las personas de la provincia).Un claro ejemplo de ésto es “currelo”. En nuestra ciudad-y creo que también en Cádiz- esta palabra es sinónimo de trabajo. “Hay incluso una canción que le oí cantar en más de una ocasión a Carlos Cano que en una de sus estrofas decía más o menos así: “Somos la murga los currelantes…”.

En Madrid, ciudad donde se acoge rápidamente jergas y palabras procedentes del sur, transformaron esta palabra en “curro”, y como ya comenté anteriormente, muchos sevillanos la han adoptado de esta forma. Pero a mí no me deja de chocar. Aquí, en Sevilla, “curro” es Paco, o Francisco. También hay otra acepción de la palabra que es “sablazo”. Darle un “curro” a alguien es sacarle pasta (otro modismo este).
Otro claro ejemplo de lo referido es la palabra “churros” que se ha impuesto en los bares de nuestra ciudad de forma absoluta y sustituyendo a la original de hace décadas “calentitos”. En este caso concreto, además, la versión sevillana describe la principal cualidad del alimento respecto a otras ciudades en las que el producto se vende y come frío. Pues yo, aunque delate mi edad, me resisto y pido “calentitos”, porque como sigamos importando sandeces acabaremos comiéndolos fríos.

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