sábado, 7 de febrero de 2009

Hacer bien las cosas


Aunque suene a tópico, lo cierto es que las cosas casi siempre se pueden mejorar. No sé si todo es manifiestamente mejorable, pero si está en el ámbito de la Seguridad Social, puedes apostar a que sí.

Hace tres días que hemos tenido que ingresar de urgencia a mi padre (esto hace que tenga el blog algo abandonado). El pobre tiene ya muchos años y su organismo, aunque se resiste, está diciendo que ya no puede más. Lleva mucho sufrido y nosotros con él también. A causa de ésto nos tenemos más que visto el hospital y sus instalaciones.

Durante años, los familiares de enfermos ingresados por urgencias, hemos tenido que soportar una sala de espera que parecía extraída de una película de Passolini. Allí reinaba el caos de un campamento de refugiados. Entre la gente que viene de los pueblos y se pasan días allí, y las familias de los Montoya y los Amaya, que cuando tienen un enfermo se presentan 20 o 30, la sala de espera era un suplicio añadido a la angustia por el familiar enfermo.

El personal a que me refiero, acaparaba los sillones de la sala, los juntaban y formaban un campamento donde incluso dormían. Esta situación facilitaba además que en medio del corrillo estas “personas” depositaran todo tipo de restos de basura.

Afortunadamente, la situación la han corregido desde la administración del hospital. Han adecentado la sala revistiendo las paredes, pintando, renovando los aseos, etc. También han puesto una pantalla grande de plasma y han orientado todas las butacas hacia ella. Respecto a los nuevos asientos, ya no se pueden mover para formar el típico campamento, pues están fuertemente atornillados al suelo. Además tienen reposabrazos fijos entre ellos para que nadie se pueda tumbar.

Ahora, aquello es otra cosa y no parece que estemos en el norte de Africa. Y era algo tan fácil…Sólo hay que escuchar a lagente, pensar un poco y tener ganas de hacer las cosas bien. A quien corresponda, gracias.

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