lunes, 11 de mayo de 2009

Katy

Este domingo pasado estuve en la casa que tienen en el campo unos amigos.
Manolo y Ana Mary no tienen allí animales porque no van con la sufuciente frecuencia
como para alimentarlos debidamente. La única excepción es Katy, una joven gata siamesa
que no necesita que nadie la alimente y que está encariñada con nuestro amigo Manolo.

A pesar de esto, cuando la vi -era la primera vez- la llamé y vino diligente hacia mí, comenzó a rozarse con mis piernas y se tumbó de inmediato para que le hiciera cosquillas. No es la primera vez que me sucede ésto; al contrario, me gustan los animales y creo que ellos tienen un sexto sentido para detectar buenas y malas vibraciones entre los humanos.

Katy me recordó a un gato siamés que tuve de pequeño y que, un día que se despistó en la calle, murió a pedradas por unos obreros que no encontraron mejor entretenimiento a la hora del bocata que matar a un bello animal.

Volviendo al sexto sentido de los animales. Tengo en mi memoria el grato recuerdo de un libro de Lobsang Rampa: "Viviendo con el Lama". Es un relato que transcribe un Lama tibetano a través de lo que le "dicta" su gato siamés, que cuenta la novela en primera persona.
Éste nos describe como ve el mundo humano desde su perspectiva, y nos da lecciones de sabiduría y sentido común.

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